Los techos verdes o vivos, también conocidos como cubiertas ajardinadas, son una de las herramientas ecológicas que tenemos más a mano para comenzar a recibir el marcado proceso de deterioro del ambiente que sufren nuestras ciudades.

Techos verdes

Las urbes en las que habitamos la gran mayoría de los seres humanos de este planeta, padecen varios problemas. En algunos casos la gravedad de los mismos es acuciante: baja calidad del aire, alto consumo energético, carencia de agua o inundaciones.

Los techos vivos tienen virtudes que se suman para ayudar a combatir algunos de los problemas más importantes que sufren las concentraciones de población contemporáneas. Por algo están siendo adoptados en forma creciente y grandes ciudades ya los han incorporado a su  normativa constructiva. Su principal cualidad es la de ser excelentes aislantes térmicos, tanto en invierno como en verano. Por lo tanto, son capaces de ayudar a reducir significativamente el gasto energético que se produce para calentar o enfriar un vivienda, pues es a través del techo que el intercambio de calor con el exterior es mayor, pudiendo llegar a representar el 50% del total.

Son también muy buenos aislantes acústicos, reducen significativamente la percepción del ruido exterior y las vibraciones. Esto se debe fundamentalmente a la masa del sustrato de tierra que hay debajo de la vegetación y que produce este efecto.

Las plantas de estas cubiertas, absorben gran parte de la energia solar que llega a los techos, que usan para trasformar el CO²  presente en la atmósfera en oxígeno, por lo que colaboran también con el mejoramiento de la calidad del aire.

Fuente- Revista EcoHabita